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El día que el Miedo voló!

Un día el Miedo le dijo a la Valentía…

O fue la  Valentía la que le dijo al Miedo?

No, no lo creo, fue el Miedo que saliendo de su cueva, asomándose al mundo, descubrió a la Valentía!

Y al verla, le dijo:

– Donde estabas todo este tiempo en que yo te necesitaba?

– Yo? Aquí, dijo la valentía.

– Y entonces, porque no te sentía?  – pregunto confundido el Miedo.

– Porque teñías de vanas ilusiones tus deseos. Por que tomaste como ciertos los juicios que otros hacían de ti, entonces  los temores tomaban el mando y así  el amor y los sueños se morían!!.- Aclaro la Valentía –

–  Querias que saliera y me expusiera al mundo? – dijo  el Miedo-   Se ve que no sabes de miedos!   Que  tal que no me acepten?… Que no me reconozcan?  Y si por volar pierdo el amor de los que me aman? No, no, yo no tengo el valor , no soy capaz…

El Miedo dándose cuenta de todos sus temores, lanza un suspiro…

– Oh!… cuanto he dejado de vivir…

– Para!  Para! – Le interrumpe la Valentía-  Y ahora su voz sonó tan fuerte y firme, que el Miedo tuvo por un instante el deseo de volver a esconderse.

– Si, ya veo – dijo la Valentía –  Otras vez quieres esconderte detrás de tantas disculpas y razones,   todas las que te inventas  para mantener vivos tus temores y asi quedarte atrapado en tu cómodo capullo.

Ahora ya no será igual…Me estas conociendo…

La Valentía, quien se ha estado acercando cada vez más al  Miedo, con firmeza y ternura continúa diciéndole:

– Ven, toma mi mano… siente mi  apasionada fuerza y saltemos juntos…  Verás como en cada aleteo de tus alas nuevas, sentirás el dulce sabor del alma en vuelo…

– Estas loca? Saltar dices? A dónde?…  Sentir el sabor del alma en vuelo? Que locura! Que será eso? – murmuraba el Miedo 

– hummm… Que es lo que tanto temes? – dice la Valentía 

– Morir! – grita el Miedo

– o Vivir? Amar? Sentir?….?? O  Volar realizando tus sueños?  -. Susurra la Valentía intuyendo que dentro del Miedo los temores están desvaneciéndose…

– Todo! – responde el Miedo  y su  la voz suena más débil.

Con la intrepidez que la caracteriza, la Valentía lo insta a aventurarse e invitándolo a reflexionar,  continúa diciendo:

– Y ya no estabas muriendo lentamente escondido en tus corazas?   Y si la aceptación que buscas fuera la tuya propia?… Y si al volar te reconoces en tu grandeza, que pasaría?…

El Miedo no se daba cuenta que la Valentía ya estaba demasiado  cerca de el… Estaba facinado! Conversando con ella todo se veía más claro. Esa fuerza extraña y a la vez tan agradable que ahora sentía, le estaba empezando a mover el corazón! Como si por dentro se estuviera encendiendo un fuego o estuviera pasando un huracán deseoso de llevarse los temores donde no molesten ni empobrezcan el alma! 

Sólo al sentirla respirar en sus mejillas fue que la percibió… y su olor le gusto y su sangre hirvió !  Entonces, mirandola tan cerca, la reconoció!… Era el amor quien lo tomaba de la mano, quien lo sostenía… Y Ahora susurrando a sus oídos lo invitaba:

– Confía!… Confía…

Y el miedo confió y se soltó y voló… Conociendo el dulce  sabor del alma en vuelo!…   Había sido una promesa verdadera! Como todas las promesas del amor! 

Cuentan los que los vieron volar, que ese día brillaron las estrellas, iluminando los sueños de todos los que pasaban por allí!  Lita Lara 





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